Las relaciones sociales son fundamentales para el ser humano. Buscamos y necesitamos compartir actividades o experiencias pasadas y presentes con el fin de intensificar lo que sentimos e integrarlo adecuadamente en nuestros recuerdos. Cuando compartimos y comparamos nuestras , tomamos referentes sobre lo que otros hacen y valoramos si somos parecidos o no a otras personas. En función de las conclusiones a las que llegamos nuestra autoestima se potencia o se debilita.
Hay momentos en la vida en los que es más sencillo conocer a gente nueva, por ejemplo cuando se está estudiando o en la veintena cuando se sale más en grupo y éstos son flexibles. A la vez que una persona se va estableciendo en un trabajo o va adquiriendo compromisos familiares el círculo de amigos se suele ir cerrando y la posibilidad de acceder a “gente nueva” es cada vez más escasa.
Cuando cambian nuestros hábitos diarios y nuestro estilo de vida tras un traslado de ciudad, una ruptura de pareja, o un despido laboral, por ejemplo, la tendencia es a que busquemos realizar nuevas actividades y queramos conocer a otras personas con momentos de vida similares. Comenzar una actividad deportiva grupal (clases de tenis, pádel, patinaje, grupos de montaña…), salir a bares donde se intercambian conversaciones en diferentes idiomas, realizar cursos de fotografía, hacer excursiones a la montaña, etcétera, son entre otras, actividades que favorecen la adaptación a los cambios y potencian la posibilidad de conocer a gente nueva.
Una opción más reciente es la que ofrece Internet y algunos sitios web. Las diferentes redes sociales o páginas de “singles” permiten tener contacto con una gran fuente de personas y ayudarnos a ampliar nuestro círculo social. El contacto por medio de este tipo de páginas es muy cercano y permite conocer algo más a la persona con la que te estás comunicando. Además, se puede utilizar de diferentes formas. Por ejemplo, podemos buscar a gente en función de nuestra edad, sexo o lugar de residencia, pero también podemos hacer búsquedas en función de diferentes aficiones o actividades de ocio. Está última opción de buscar a gente a la que le gusten las mismas aficiones garantiza una mayor afinidad y por lo tanto mayor éxito de la relación a largo plazo. Además, de esta forma, la persona no sólo consigue conocer gente sino también crear un grupo para poder realizar sus actividades de ocio favoritas.
En algunos casos, este contacto inicial en donde el primer objetivo era la amistad, con el tiempo, puede derivar en relaciones de pareja más íntimas. La ventaja de iniciar así las relaciones es que partimos de más elementos en común con la pareja que si el contacto se ha producido por otra vía.
Obviamente es importante tener ciertos cuidados a la hora de iniciar relaciones tanto de amistad como de pareja por medio de las redes sociales. Uno de los cuidados que hay que tener es que normalmente estas relaciones pueden avanzar de forma muy rápida favorecidas por la necesidad de las personas, por la accesibilidad de la web y sobre todo porque uno detrás de una pantalla de ordenador se suele encontrar por así decirlo más protegido y eso favorece la des inhibición. Teniendo en cuenta este aspecto y haciendo un llamamiento en ocasiones al “sentido común”, este avance tecnológico puede ser de gran ayuda en diferentes momentos de nuestra vida.
EL SEXO Y LAS REDES SOCIALES 